INDICE
El fenómeno veggie en España ha despertado un interés importante en los últimos años, hasta el punto de que las personas que se declaran veganas, vegetarianas o flexitarianas han crecido del 7,8% en 2017 al 11,4% en 2023.
No obstante, los datos que refleja la última encuesta de The Green Revolution, con consultas a más de un millar de personas mayores de edad durante 2023, confirman que en los dos últimos años sí ha habido un retroceso en estos tipos de dietas. De los 6,1 millones de veggies mayores de edad que había en 2021 se ha pasado a 4,5 millones en 2023.
Este retroceso parece tener su explicación en el “efecto rebote” causado tras el fin de la pandemia, cuando la población comenzó a recuperar hábitos tradicionales también en su dieta. En cualquier caso, las perspectivas apuntan a que en un futuro a corto plazo volverá a crecer el número de personas vegetarianas en cualquiera de sus modalidades en los próximos años.
En este punto, no hay que olvidar que mucha gente apuesta por incrementar el consumo de alimentos vegetales en verano, especialmente frutas y verduras, porque las consideran más saludables y digestivas que los alimentos de origen animal. A esto hay que sumar la preocupación por el medio ambiente y el bienestar animal. Un tercer factor relevante es que cada vez existen más disponibilidad de opciones vegetarianas en el mercado.
Dietas veganas, de opciones absolutas a prácticas más flexibles
Dentro del mundo del vegetarianismo se distinguen varias categorías. La más estricta de todas es la alimentación vegana, que es la que siguen aquellas personas que basan su alimentación en productos de origen vegetal y excluyen los alimentos de origen animal. Esta exclusión les lleva incluso a apartarse de la miel, que es un producto elaborado por animales, pero que no conlleva el sacrificio de las abejas.
A partir de ahí se abre la veda a algunas licencias. La más común es la dieta vegetariana, donde se incluyen a los ovolacto-vegetarianos. Estas personas ingieren alimentos de origen vegetal pero además suman huevos, lácteos (leche, quesos, yogures, kéfir) o miel. Ellos se oponen al sacrificio de animales, de modo que no ingieren productos cárnicos ni pescado o marisco.
Un paso más en esta relajación de la dieta son los llamados flexitarianos, donde sí se admite el consumo de carne o pescado, pero la base de la dieta la componen alimentos de origen vegetal. Este consumo ocasional de productos cárnicos sí puede excluir algunos productos, como las carnes rojas.
Por otra parte, buena parte de la gente que se interesa por las dietas veganas o vegetarianas lo hace con un doble motivo: evitar el sufrimiento y la explotación animal por cuestiones animalistas, y por razones ambientales, ya que entienden que el impacto ambiental de la producción de alimentos de origen animal es mucho mayor que la que ocurre siguiendo dietas vegetarianas.
Para esta última situación sí hay muchos consumidores que se basan su dieta en alimentos de origen vegetal y en ocasiones añaden carne o pescado. Eso sí, su interés mayoritario es alimentarse a partir de productos de temporada y cercanía, que son los que menos huella hídrica o ambiental generan.
Es Ginebró, un ejemplo de vegetarianismo y conciencia ambiental
El impulso de la dieta vegetariana tiene un gran referente en Baleares, de la mano de un local que lleva 20 años promocionando los alimentos de origen vegetal. Descubre Es Ginebró, un encantador restaurante ecológico en mallorca, ubicado en Inca. Fue el primero en el archipiélago que obtuvo el reconocimiento de restaurante ecológico reconocido por el CBPAE (Consell Balear de Producció Agraria Ecológica.
Es Ginebró ofrece un menú diario de martes a domingo y un menú degustación las noches de viernes y sábado. Entre semana solo cuenta con servicios de comida, mientras que viernes y sábado sí dobla su propuesta.
Este restaurante es un claro ejemplo de entender el vegetarianismo desde un prisma integral, ya que no solo renuncia a los productos de origen animal por una cuestión de respeto hacia estos seres vivos, sino que añade la componente ambiental. Sus propuestas dan lugar a menús variados y muy sabrosos para los comensales, con ingredientes de proximidad y de temporada.
El establecimiento incluso cuenta con su propio huerto y un invernadero al que sacan alto rendimiento en invierno. De hecho, en verano casi el 100% de las verduras que utilizan son de cosecha propia. Un último apunte interesante es su aportación al movimiento Slow Food, movimiento del que es pionero y socio fundador en Mallorca. Este sello, junto con el reconocimiento del CBPAE, garantiza que su cocina solo acude a un 20% de sus productos fuera de la isla.
Es Ginebró demuestra que el auge de la comida vegana y vegetariana es posible gracias al buen hacer de los amantes por la gastronomía local, la conciencia ambiental y la dieta tradicional. En su caso, la mediterránea, una de las más sanas en todo el planeta.